Madrid, julio de 2013. AmecoPress. Patricia Simón eligió una perspectiva a la hora de desarrollar la profesión periodística: la defensa de los derechos humanos con un enfoque de género. Para ello ha sorteado la superficialidad impuesta por la inmediatez o la sórdida tendencia a mostrar el victimismo en un mundo mediático encorsetado por la necesidad de vender. Desde su posición como subdirectora de Periodismo Humano vela por dar voz y protagonismo a las mujeres, que son el eje central de las historias que se narran. Y es que, según ella, el periodismo puede contribuir a cambiar la percepción que tienen las personas de sí mismas y, por tanto, su acción.
La Asociación Española de Mujeres de los Medios de Comunicación (Ameco) ha reconocido la labor de esta joven periodista en su VII Edición de los Premios ‘Prensa–Mujer’ “que bianualmente destacan la labor informativa efectuada por colectivos y mujeres profesionales del periodismo a favor de la igualdad de género en el último año.
¿Qué supone ser una de las galardonadas con los Premios ‘Prensa-Mujer’ de Ameco?
Me da mucha alegría. El enfoque de género es aún muy desconocido y a mí me interesa mucho. Son las organizaciones las que han logrado avances en la difusión de esta perspectiva tan necesaria que es la igualdad.
Hay un momento en el que tú decides fusionar tu formación política y periodística para la defensa de los derechos humanos con un enfoque de género. Coincide con un viaje a Brasil. ¿Qué sucedió?
Previamente a mi viaje a Brasil, sentía que tanto mi formación como mi experiencia periodística, en la televisión, era insuficiente, superficial de algún modo. Hay un giro y un cambio de enfoque coincidiendo con mis estudios en Relaciones Internacionales y mi viaje a Brasil: me di cuenta de que era útil como periodista, pero abordando temas como el género, los derechos humanos o la violencia.
Siempre he tenido muy presente el modelo de mi abuela, una mujer pobre, analfabeta, víctima de violencia de género, que perdió un hijo, pero que era quien me transmitía la alegría, el espíritu de lucha, la fuerza. La diferencia entre mi vida y la de mi abuela o la vida de tantas mujeres está basada en las diferencias de oportunidades y en el acceso a la educación, la sanidad o los servicios sociales. Y estas diferencias se producen, no porque no haya recursos, sino que son una cuestión social.
¿Crees que el periodismo construye, que puede contribuir a cambiar el mundo?
Creo que desde el periodismo se pueden cambiar pequeños espacios. Podemos cambiar la percepción que tienen las personas de sí mismas y esto es fundamental porque desde ahí se producen cambios en el hacer. Las personas que nos encontramos desarrollando nuestra labor periodística, al verse narradas, cambian su forma de concebirse.
"No son víctimas, son supervivientes"
Es cierto que en tus artículos y reportajes muchas veces las protagonistas son personas que eran receptoras de la información y no estaban destinadas a salir en los medios a no ser que fuera desde su concepción de “víctima”. ¿Cómo se cambia el enfoque? ¿Cómo se establece la relación con estas personas y se les da espacio?
Por ejemplo, en los reportajes sobre la trata, es fundamental cambiar el punto de vista sobre las mujeres; efectivamente son víctimas del fenómeno, pero también son mujeres que han conseguido salir de esa situación de violencia, que han tomado decisiones, que han elegido, que han cambiado, y eso es mucho más importante que todo lo demás. Hay que cambiar el relato: no son víctimas, son supervivientes. Si las reduces a su condición de víctimas estás falseando la realidad.
La trata es un tema en el que has profundizado a través de tus reportajes. ¿Dónde están los principales obstáculos para acabar con este fenómeno?
Pienso que hay carencias que surgen no tanto en el marco jurídico sino en su aplicación. Es muy difícil identificar a las víctimas y eso está indicando que algo falla. Legalmente la protección a las mujeres está ligada a la denuncia y eso desde mi punto de vista es un error. Las mujeres tienen derecho a la protección, denuncien o no. Creo también que mezclar el debate sobre prostitución con la lucha contra la trata perjudica muchísimo. En definitiva, la trata es consecuencia del mundo en el que vivimos, un mundo con tantas desigualdades da lugar a la explotación.
¿Cómo evaluarías el tratamiento de la información en los medios desde la perspectiva de género? ¿Vamos avanzando?
Creo que los despidos y el cierre de medios afecta al desarrollo de una información de calidad. La dinámica de los medios de comunicación deja poco espacio para hacer buen periodismo y para incluir el enfoque de género, a no ser que lo tengas muy interiorizado. Muchos periodistas no vuelven a formarse desde que acaban la carrera y por otra parte, las jornadas laborales y las dinámicas de los medios no dejan tiempo y generan frustración. A pesar de todo, cada vez hay más periodistas que tratan de incorporar este enfoque en los medios y poco a poco, se va conociendo y teniendo en cuenta.
¿Por qué se sigue recurriendo a fuentes masculinas la mayoría de las veces?
Por lo mismo, porque es lo fácil, lo que lleva menos tiempo: hombres de 50 años con algún vínculo académico. Por eso es muy importante incorporar a mujeres jóvenes –por cierto, por eso me gustó mucho la apuesta de los Premios Ameco por tres mujeres jóvenes-. Buscar a las mujeres y darles espacio es una muestra de rebeldía. Así construimos, en red, y vamos sumando.