Existe una idea muy extendida de que los
conflictos, ya sean interpersonales o sociales, son circunstancias
negativas que, normalmente, se resuelven de manera brusca o violenta
y en los que siempre quedan uno o varios perdedores y otros tantos
triunfadores. También es muy común la tendencia a confundir como
sinónimos los conceptos de "conflicto" y "violencia".
Así, sin más, toda expresión de violencia se considera conflicto y
toda ausencia de violencia se considera una situación sin conflictos
e incluso de paz .
Es necesario aclarar desde el primer momento que para
nosotros los conflictos son consustanciales al ser humano como ser
social que es. Interacciona consigo mismo en su evolución como
persona e interacciona con los demás con los que, por intereses o
necesidades contrapuestas, podrá discrepar.
Tanto en la enseñanza como en
nuestra propia acción ciudadana, nos estamos encontrando, cada vez con más
frecuencia, con situaciones conflictivas, la contraposición de
intereses o de necesidades y nadie nos enseña a afrontarlos.
Queremos insistir en la idea de que los
conflictos son ineludibles y en que los afrontamos desde una perspectiva
positiva.
No se trata de asumir programas de paz que fomenten la
suelta de palomas blanquísimas el día de la paz.
Se trata de educarnos como
ciudadanos y ciudadanas que asuman lo ineludible, lo educativo y lo
positivo de los conflictos.
Que mediante el análisis de los
conflictos que se dan en la convivencia diaria caminemos hacia una
sociedad pacífica y democrática.
Que mediante el estudio de los
conflictos armados lleguemos a comprender y a desvelar sus causas profundas y sus trágicas consecuencias.
Que entre todos y todas encontremos la forma de impulsar la paz, de
entender la necesidad de luchar por la paz.
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