viernes, 30 de enero de 2015

Princesas diminutas. Disney y los estereotipos

Como ya hemos visto en otras ocasiones (http://www.buzzfeed.com/donnad/15-terribles-lecciones-de-amor-que-aprendimos-de-l y
http://iessjdd.blogspot.com.es/2014/04/un-estudio-revela-que-los-dibujos.html) Disney ha tenido una gran cantidad de críticas por crear estereotipos sexistas en sus películas. De hecho, la compañía ha respondido a las críticas y en sus creaciones más recientes ha desarrollado personajes de princesas para los que el romance no es la principal motivación. Damos la bienvenida a esta evolución. Pero todavía hay mucho que preguntarse acerca de otras cuestiones, como por ejemplo, las diferencias radicales entre la representación de los cuerpos masculinos y femeninos.

Sí, los cuerpos de los hombres reales suelen ser más grandes y más musculosos que el de las mujeres. Y sí, la animación es una forma de arte que no se limita a las fronteras de realismo. Pero las exageraciones en las películas animadas son extremas, casi siempre promueven la misma imagen de grandes hombres y mujeres delicadas y pequeñas, y son especialmente dramáticas en situaciones románticas.
Consideremos sólo las diferencias de tamaño de las manos. Aquí están las manos de varias parejas románticas (Frozen, Cómo entrenar a tu dragón 2, Gnomeo y Julieta , Hércules y otras).
Las diferencias entre las manos y los brazos de hombres y mujeres  son extremas. Las manos de los hombres son rutinariamente tres o cuatro veces más grandes que los de las mujeres. 
Con datos reales, en los adultos estadounidenses, por ejemplo, las muñecas de los hombres son, de media, sólo el 15% más grandes que los de las mujeres.

Todo el artículo en http://time.com/3667700/frozen-brave-disney-princesses-heroes-and-sexism/
Gracias a Laura Prieto por hacérnoslo llegar

miércoles, 21 de enero de 2015

Igualdad y Ciencia

¿Hay desigualdad en el campo de la ciencia? Sí. Sin ninguna duda. Y hay miles de informes, encuestas y datos en general que lo prueban. 
Los estereotipos acerca de las mujeres en la ciencia siguen muy presentes hoy en día, afectando negativamente a éstas. No sólo el hecho de que la imagen tradicional de científico sea la de un hombre (pídele a un niño que te dibuje un científico), sino que simplemente una frase como ‘los hombres hacen mejor tal o cual cosa’ puede tener una influencia enorme sobre lo que las chicas piensan de sus capacidades y sobre sus resultados.
En 1999, Spencer et al reclutaron a hombres y mujeres universitarios interesados en las matemáticas con historiales y capacidades similares para dividirlos en dos grupos y hacerles un test de matemáticas. A un grupo se le dijo previamente que los chicos sacaban mejores notas que las chicas en ese test, mientras que al otro se le informó de que no había diferencias en las notas entre hombres y mujeres. Los resultados fueron sorprendentes: en el grupo con el estereotipo la nota media de los hombres fue 5 veces superior a la de las mujeres, mientras que en el otro estuvo muy igualada.
Pero ni siquiera es necesario hacer un examen para comparar las notas. En un experimento similar, las mujeres de un grupo que era informado de que una determinada tarea se le da mejor a los hombres se consideraban de partida menos capaces que ellos para hacerlo.
Pero esto no es todo. Si bien existen variaciones importantes entre los países y las disciplinas de investigación, otro problema al que hay que hacer frente es el descenso de mujeres en ciencia después de la obtención del doctorado. En España, un país en el que se llega con aproximadamente el mismo número de mujeres y hombres a la formación universitaria científica, queda patente que es a partir del doctorado cuando la desigualdad empieza a crecer. Esto se acentúa hasta que el punto de que menos del 25% de los investigadores principales del CSIC en 2013 eran mujeres.