jueves, 3 de septiembre de 2015

Vídeos contra el ciberacoso. Euronews. Armas y estrategias contra el ciberacoso




¿Cómo puede cambiar la vida de un niño un mensaje en Internet o una llamada? Si van cargadas de sombras, amenazas y chantaje el ciberacoso puede llevar a un joven hasta el suicidio. Miles de menores y de jóvenes de toda Europa son acosados por ciber matones. Muchas víctimas se deprimen y en el peor de los casos llegan al suicididio. Con más del 90 por ciento de los jóvenes europeos que utilizan regularmente Internet: ¿hacemos lo suficiente para proteger a los jóvenes en Internet? 

El bosque, de Manuel Vicent

El terror suele constituir el elemento esencial en los clásicos cuentos infantiles. En esos relatos los niños siempre corren el peligro de perderse, de ser raptados, maltratados o devorados por algún ogro. En las noches de invierno, alrededor de la chimenea, nos contaban unas historias en las que el bosque era el espacio más fértil para la imaginación. Allí habitaban enanitos risueños, gnomos y elfos que eran criaturas de gran belleza, duendes inmortales, pero el bosque también estaba lleno de lobos disfrazados de torvos leñadores que querían comerse a Caperucita. Allí solía haber una gruta inaccesible donde una princesa encantada se hallaba bajo el poder del dragón, aunque al final siempre llegaba a rescatarla un príncipe a caballo. El bosque era una línea oscura entre el terror y la fantasía. En el lugar donde una doncella había sido violada brotaba un manantial. 
Ningún bosque medieval puede compararse a la intrincada selva de Internet. En ella está toda la magia de la inteligencia humana y también su más sucia perversión. El beso con que el príncipe despertaba a la Bella Durmiente ha derivado en el porno más duro. 
El bosque digital se ha convertido en un laberinto lúbrico, que rezuma sexo tórrido por todo el teclado. Caperucita ha decidido quedarse el sábado en casa y su abuelita está muy contenta porque la cree a salvo de los malos. La abuelita no sabe el peligro que corre su nieta adolescente en su cuarto si comienza a adentrarse en el bosque de Internet con la tableta. Puede que, de repente, a altas horas de la noche se vea con terror a sí misma posando de forma obscena en la pantalla. ¿Quién le robó esa foto? Bajo su imagen aparece un mensaje de amor que le manda un desconocido. Así comienza un lobo digital a comerse a Caperucita.

http://elpais.com/elpais/2014/10/04/opinion/1412431915_587134.html

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