Comprender que nuestro bienestar particular está relacionado con el bienestar de la población global parece haber adquirido por fin un significado, al menos, cuando se trata de coronavirus. Debemos ser conscientes de que el virus no ha atacado a todas las personas y los territorios por igual. Se ha cebado especialmente con los colectivos más desfavorecidos y vulnerables, y su efecto está siendo devastador en los países pobres, sin estructuras para la salud ni acceso a los recursos básicos para la vida.
Ahora, como siempre pero más que nunca, necesitamos extender la relevancia de los Derechos Humanos y reivindicar su carácter universal. Es necesario que seamos conscientes y partícipes, solidarios, constructores de un mundo mejor y más justo.
IES SJdD: calidad y compromiso
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